lunes, 29 de octubre de 2007

Fanática de las Citas a Ciegas

Ok, nunca tan lanzada a la vida, usualmente pido fotos y uno que otro dato, con el fin de que si pasa algo malo, tener al menos una dirección donde ir a demandar al loco de patio que me pudo haber tocado, lo que menos mal nunca ha pasado.

No sé a cuántas he ido, pero son varias. Para la cuenta, de todas ellas saqué un pololeo, al menos unas cuatro relaciones y otras tantas que quedaron hasta para una segunda cita. Ah sí, también hubo un par en que apliqué “un Cote” –bloqueo de msn por jugoso- y otras tantas en que fui más directa y dije: “qué entretenido… pero no, con ésta estamos más que bien”.

De las más graciosas quedará en la historia un hippie –me engañó con eso porque no me gustan los hippies- que muy tierno me llevó un poema a la cita. Y era lindo el poema, pero lo llevó en una hoja de cuaderno con todos los flecos… ¡Mínimo cortarlos! Con él no salí más.
También hubo un vivaracho que cuando me pasó a buscar me llevó a un mirador. Y después dicen que los hombres no son caras de raja. Apenas le pegué el grito del año me llevó a mi casa de vuelta. Esa vez tampoco hubo segunda.
O el espécimen mitad intelectual mitad punky -nefasta mezcla- que me presentó el novio de una amiga. El chico me llevó la contraria toda la noche, me discutió todo lo que dije al borde del insulto y cuando se iba, me pidió el teléfono! El que di porque soy una señorita, pero con una pequeña modificación en los últimos 4 dígitos.

Según un amigo, mi juego de las citas a ciegas es una tómbola peligrosa y siempre me saca a colación el tema de este español que mató a la chilena allá lanzándola departamento abajo. Ok, primero yo no soy víctima de trata de blancas; segundo, yo tengo buen gusto y el español era bien penca; por último, nunca pero nunca tan lanzada como para salir del país a concertar una citas.
Bah! Si todavía le tengo fe al guachomino nacional.

De hecho he pensado que si no me gano nunca el Loto como vengo sospechando hace dos años- pienso que me haría millonaria si creara una agencia especial para citas a ciegas. Certificadas y sin demoras. Qué fotos, puros video de presentación.
Y estaría obligada a salir con todos los candidatos, sólo porque seré una regia presidenta de la institución que ofrecerá productos testeados para mis guachi-amigas.

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jueves, 25 de octubre de 2007

Del Hombre Ideal (Y sus Profesiones)

Cuando era niña me quería casar con un doctor. Pediatra en lo posible. A esa edad quería tener 10 hijos también –no conocía de las estrías y esas cosas, ahora ya me espanté- y como mi sueño frustrado es haber sido pediatra, me dije: “Tate, ésta es la mía, me caso con uno y las consultas de mis 10 cabros chicos salen gratis”.
Pero después empecé a conocer a los doctores y no me gustaron tanto. De hecho un tío lejano que es doctor se lució en una once familiar contando su teoría de porqué los doctores siempre engañaban a sus esposas con las enfermeras, pasando por declaraciones de alto calibre del tipo las “múltiples y alucinantes noches de turno”, “dormir como 5 en una camilla” y “delantales ultra delgados y sin ropa abajo”.
Ok, muy morboso y yo no sirvo para cornuda en potencia, pensé, mientras veía a la pobre tía desatornillarse pegándole debajo de la mesa con un claro afán de que se callara.

Fue así como mi rango de médicos para el perfil del marido ideal comenzó a restringirse. Con esos datos descarté a todos los que hacen turnos y son cirujanos; de pasadita también a los ginecólogos, porque eso de que anden viendo tanta cosa no me provoca ninguna gracia y para colmo, son como la típica fantasía califa de la dueña de casa, así que no. Quedaban los que tienen consultas privadas del tipo oftalmólogo, que ahora no me sirve porque ya me operé mis lindos ojos, y ni hablar del dentista que el ruidito de la máquina esa me pone los pelos de punta.

Con el paso del tiempo empecé a centrar mi target en los ingenieros. ¿Por qué? Porque ya había tenido demasiada experiencia con los del área humanista y se me ocurrió que quería alguien cuadrado para que ordenara mi desordenada vida. Después de un historiador, un fotógrafo, periodistas varios e incluso un cuasi escritor, decidí que yo era más que suficiente para darle el toque lúdico a la relación. Dos era simplemente escandaloso.

Pero me aburrieron. Sobre todo el ingeniero informático que se creía digno de Fantasilandia al mostrarme la súper página que había levantado él solito, o que intentaba enseñarme – ¡a mí y a estas alturas de mi vida!- porqué el código html tenía que ser tan ordenado y guardarse en sub-carpetas cifradas (¿?).

Antes también me dio con los artistas y ése sí que es cuento aparte. Además de irse en voladas –literalmente-, descubrí que uno era proclive a meterse a una secta (todavía lo sigo buscando en la comunidad de Pirque) y el otro que es un actor, me superó al poco tiempo con sus aires de metro sexual que conocía más cremas para el rostro que yo. Ni hablar de cuando le dieron un papel –papelito- en la teleserie “Alguien te mira”. Por más que le repliqué que apurado lo vi decir tres frases completa en la famosa teleserie, él ya se creía de Hollywood. Y con uno que se crea la raja en la relación basta y sobra.

Por eso, cuando comencé a estudiar derecho, todos mis amigos me dijeron que ahora debía centrar en mi target en los abogados. Juez por último, les contesté, mira que todos los abogados que he conocido o están con el delirio de la justicia perfecta, o ya se corrompieron en el sistema.

Así que decidí que ya no me preocuparé más de las profesiones. Sólo quiero uno que se comporte como mi admirador secreto personal y exclusivo.
Con qué se gane la vida me importa un nabo, porque descubrí que tengo pésimo ojo para clasificarlos así.

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martes, 23 de octubre de 2007

Tú: ¡No te lo Pongas!

Soy fanática de ese programa del cable en el cual dos inglesas le dicen a las pobres dueñas de casa cómo vestirse mejor, con el fin de que reconquisten al marido y/o los hijos dejen de pasar vergüenza cuando los va a buscar al colegio.
En todo caso, las mujeres que necesitan del cambio de look en ese programa son bien extremas. Todas aparentan mínimo 10 años de más, se visten con géneros dignos de cortinas y si no salen con el gorro de baño puesto es sólo porque alguien les sopló que se veía mal. O sea francamente, casos perdidos en el tema de la moda.

A mi hermana también le encanta el programa porque según ella, dan muy buenos “tips” de moda. Ahora le dio con que los jeans tienen que tener la parte central desgastada, para que las piernas se vean más delgadas y cosas así. Aunque yo no comulgo tanto con los mandamientos de las inglesas –que entre nos, la flaca se viste regio y la gordita siempre se ve más gordita, o sea, ni ella se hace caso- sí respeto algunos como no vestirme entera de blanco, porque eso me provoca complejos de Moby-Dick y vuelvo depre a la casa de tanto verme en los espejos.

Yo sufrí con el tema de la moda. Recuerdo que mi mamá sólo me dejó romper unas fotografías de mis tiernas 13 primaveras cuando le eché en cara que dónde estaba ella, que me había dejado salir de la casa con patas fucsias y polera calipso.
¡Y más encima que me dejara sacarme fotos con esa tenida!
Ni pensar en la moda de las calzas con el talón dentro de la zapatilla y un polerón arriba. ¡Qué cuestión más antiestética!. Todavía pienso que sólo un mentalista me hará olvidar esa época en que se llevaba la chasquilla parada con molde de cono…

Ayer andaba en mis típicos trámites en el centro de Santiago -donde una de las cosas más entretenidas es pasar a vitrinear a cada rato- cuando me asomo a una gran tienda azuzada por un inmenso letrero de “50% off”. Y a mí que me cuesta decir que “no” en todo orden de cosas, con las ofertas sí que me admito caso perdido, así que entré.
Cautivada por un bello vestido, agarro la talla y parto al vestidor, cruzando los dedos para que mi papi-jefe se demorara en regresar y yo pudiera llegar a esconder la famosa bolsa.

Y ahí la veo: ¡Una señora con el mismo vestido que yo había escogido!

No es por pelar, pero primero el vestido no le iba a entrar. Segundo, el color era muy llamativo y ese teñido tipo taxi desentonaba totalmente. Ni siquiera hablaré de los zapatos que andaba trayendo. Miré a la amiga que llevaba un look similar y pensé: “Yo me haría millonaria haciendo un No Te Lo Pongas chileno”.
Salió del vestidor, media morada de tanto aguantarse la respiración y miró a la amiga, quien le dijo que se veía regia – ¡la media referencia!-.

Y yo lo único que quería es que me prestaran un micrófono en la tienda para gritarle: “¡No te lo pongas!”.
Pero se lo puso y se lo compró más encima. Y yo me fui maldiciendo, porque nica me compraba el mismo vestido que esa señora, para que alguien nos viera juntas y dijera que tenemos el mismo gusto para vestirnos.

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viernes, 19 de octubre de 2007

Me Deberían Dar un Premio

Estación Universidad de Chile. 19:00 hrs.

Ayer, como no me había pasado antes, estaba lleno el metro camino hacia Escuela Militar, dirección a la que tomo TranSantiago para ir a la Universidad en la noche.
Yo que antes amaba el metro, tuve que dejar pasar tres trenes antes de poder subirme, preocupada por la hora. Y cuando lo logré, quedé atrapada entre puros caballeros con todo el temor de no salir virgen -¡JA!-. Aún cuando uno de mis pasatiempos favoritos es escuchar conversaciones ajenas y me tengo que morder la lengua para no opinar, me aburrí como ostra ayer porque todos comentaban que nunca el metro iba tan lleno, con caras dignas de si Chile hubiese perdido ante Perú y ni hablar del olorcito.

Y ahí le vi. A mi derecha. A unos tres metros de mí y en definitiva, como a 25 personas de distancia.
¡El tremendo guachomino!: 1,90, guapo, bien vestido y el único a quien no le vi sudor en la frente.
Apliqué contacto visual de inmediato. Coqueteo casual. Cambio de luces, sonrisas varias y me bajé.

La Michelle me debería dar un premio, el gobierno en general creo yo:
Debo ser la única santiaguina que se da el lujo de coquetear en el metro a la hora peak.

Pd: Tú, chico de la chaqueta negra, de 1,90, sonrisa perfecta y galante: ¡¡Me hiciste la tarde!!

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jueves, 18 de octubre de 2007

Wena Cote!

(Para los mal pensados no, no me pillaron en ésas ni menos me grabaron)

En los últimos días me han gritado tres veces “Wena Naty” en la calle. Además de no llamarme Natalia, tampoco andaba en actitudes dudosas como para crear el parecido.
¿Cuándo el “Wena Naty” se transformó en el piropo califa del chileno promedio?
Pero promedio hablo, porque ni siquiera es el piropo del maestro de la construcción, que sigue pegado con el “mi yeina, soy casado pero a esa la dejo mañana”.

Iba camino a la universidad cuando veo dos chicos caminando frente a mí. Al ojo les eché 5 años menos que yo, que si bien no raya en la pedofilia, igual es perversión porque sería como salir con mi primo chico. Seguía mi trayecto cuando uno de los chicos se me acerca y me susurra al oído “Wena Naty!".
¿Ahora así le dicen a las chicas paseando en mini?

Esto del episodio de la Naty pegó fuerte parece. Yo que me enteré como una semana después de la noticia del año y tras haber preguntado a 20 contactos de msn porqué todos conocían a una Naty y qué le gritaban tanto. A mí que me da pena la chica, porque en mi época los amigos te cantaban “llévala al motel”, pero a ninguno se le ocurría grabarte. Yo que casi me abandericé y despotriqué por el accionar machista –sin haber sido nunca feminista- porque la culpa fue del gil que la subió a youtube, a mi parecer.

Al día siguiente a la salida de la universidad tres pailones –esos si tenían mi edad- me gritan lo mismo cuando paso. Me di vuelta atacada y les dije “¡Pero si no me llamo Naty!”. Como suele suceder con los guachominos que gritan cosas en la calle y uno los enfrenta, se les cayó la cara y se dieron media vuelta avergonzados.
No entiendo nada. Según mi hermana con la foto de la corona igual me parezco a la del video, pero está claro que dejé el jumper hace rato!.

Ya la tercera vez dejó de darme gracia el asunto. Caminando entre ambas sedes de la universidad un grupo de chicos desde un auto, me tocan la bocina y me gritan “Wena Naty!”.
Y ahí se quedé plop.
Por último, me podrían gritar “Wena Cote!”, ¿no?

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martes, 16 de octubre de 2007

¿Patas Negras o Cornuda?

Hablaba con mi guachi-amiga Tania sobre el tema de ser patas negras. Ella como anda full love, es capaz de sacarle los ojos a la “yegua” que le mire al novio y ni loca lo engañaría –yo la apoyo, se viene un súper matrimonio ahí-, mientras que por mi parte, era totalmente distinta la película.
Se supone que cornuda nunca he sido, aunque últimamente le he perdido la fe al género de guachomino fiel, así que no meto las manos al fuego por nadie. Pero sí me ha tocado ser patas negras.

El tema de ser patas negras es accidental. Digo por parte de una claro, de parte del guachomino califa la cosa no tiene nada de accidente. El otro día le pregunté a mis amigos si no tenía un letrero de neón en mi frente que dijera “patas negras aquí” y yo no me había fijado. Me dijeron que no, que tenía otra cosa a la vista… (Pero no es del caso comentar aquí esas conversaciones con mucho vodka de por medio)

En fin… Decía que era accidental porque a veces –no defenderé a todas las de mi género, sólo a mí- una no sabe que está siendo la patas negras. He pecado harto de confiada, porque como yo no ando haciendo cosas turbias en mi vida, nunca pienso que el otro sí las hace. En una ocasión debí incluso pedir disculpas a la chica damnificada de la situación y aunque casi se me cayó la cara, no dejé de afirmar que yo no tenía cómo saber si el guachomino la negaba todo el día! Pero la chica era tonta, prefirió echarle la culpa a la inocente y no al tonto caliente.

La última que me pasó fue en esas recaídas irracionales con el típico ex que siempre vuelve a buscarte. Ese que incluso fue a verte a la casa cuando tú ya estabas con otro y trató de hacerse el lindo. El mismo que después, al enterarse que volviste al mercado de los solteros, te vuelve a invitar a salir.
Fuimos al cine y lo pasamos bien. ¿Recordar viejos tiempos? Ni tanto, esos deben quedarse en el baúl de los recuerdo no más. El tema es que al par de días me entero que el tipo está pololeando, situación que no sólo me oculta… ¡sino que se hace el gil más encima cuando lo encaro! Afortunadamente con este chico nunca ha habido otras intenciones, pero esto ya raya con la maldad.

Soy de la idea de que si no te gusta con quien estás, termina y vuelve a la vida de la soltería –mi favorita en este tiempo- pero eso de andar poniendo los cuernos, además de mala persona, es de cobarde. ¡Mire que faltarle cojones para decir la verdad, pero no para tirarse a otra!
Por eso mismo y por todas las experiencias que me han tocado en este sentido –ni pregunten cuántas son y así me evitan ir al psicólogo-, es que desconfío ahora de que existan guachominos fieles. Según mi amiga, hay guachominos y hay fieles, pero no los dos juntos.

Al final ella, casi para subirme el ánimo me dice: “Pero Cote, lejos es mejor ser Patas Negras que Cornuda…”
Y si lo miramos así, tiene razón. Digo, hasta que esté del otro lado.

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viernes, 12 de octubre de 2007

Igualita a...

Registro civil de Santiago. 9:00 a.m.

- Mijita, la estaba mirando hace rato en la fila
- Ah, que bien –genial, me tocó psicópata y yo vengo siempre para acá-
- Si, es que yo pensé que era la Marlen y la iba hacer pasar antes…
- JAJA –ataque surtido de risa- ¿la Marlen Olivarí?
- Si, es igualita a ella mijita
(Pensé en darle un autógrafo pero me contuve)
- Pero caballero! Me faltan como 500 gramos por lado para parecerme a ella!
- Nooo, mijita, quédese así no más, si la Marlen se fue al chancho…
- ¿Pero me habría evitado toda esta fila (35 minutos) si hubiera sido la Marlen?
- -Sonrojado- Bueno… si nadie reclama...

Estamos entonces, tengo que convencer a papi de que vayamos a ver al doctor Vidal este fin de semana.

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Pd: Seguimos en concurso Mister & Miss Blogger 2007 ! Vote por la Pareja Uno AQUÍ

jueves, 11 de octubre de 2007

Chica Rojo

El sábado en la noche –antes de una noche de lujo por cierto- vi la famosa gala final de Rojo: Fama contra Fama”, que se supone es la última y no pude evitar entristecerme.
En algún momento fui la fanática número uno del programa, sitial que compartía con mi amiga y dupla humorística Me, quien era la única que sabía conmigo la vida del Leandro (que es como mi primo, pero ésa es otra historia), la famosa pero triste niñez de Jimena e incluso los variados amores dentro del clan. ¡Demasiado fanáticas!
Pero eso fue durante las primeras dos temporadas no más, después no logré interesarme tanto en la vida de los chicos -así era re fome el programa- Y bueno, la verdad es que…
¡Yo siempre quise ser una Chica de Rojo!

Y aunque yo jure de guata que canto bien –y algunos osen discutirlo- lo mío en verdad es la danza. Igual entre ambas categorías, encontraba más top ser cantante porque se supone que era más profesional, pero sé que hubiera arrasado bailando. Pero tuve mis motivos para no participar:

1. Yo siempre me entero de todo al último (pero de todo) por lo mismo, las fechas de los casting se me pasaban volando.
2. Mi nombre es demasiado “normal” y me niego a ponerme Yamna, Tiffany o cualquier cosa así, y pasar por esa vergüenza en el registro civil sólo para triunfar en el baile.
3. Tengo poca resistencia al fracaso y seguramente el jurado me hubiese hecho llorar ante todo Chile.
4. Igual le encuentro algo sexy a Jaime Coloma y me habrían echado del canal por inmoral.
5. Me cae pésimo el Rafa Araneda y fijo que me hubiese enganchado con él por algo.
6. No tengo problemas familiares, mis papás me deseaban, mi hermana no le hace a las drogas, no he tenido que cantar en la calle… en resumen: un perfil fome para el programa.
7. Sí tomo y bailo apretado, pero soy una lady y no andaría a lo gringa para que me sacaran fotos así.
8. Mi abuelo me hubiera desheredado por ponerme uno de esos trajes de cabaret, que están bien para un show privado pero no por la tele.
9. Habría tenido puros amoríos con bailarines y cantantes, y eso ya está comprobado, no son mi target.

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Pd1: Gracias por todos los ofrecimientos de admiradores secretos... ahora espero hechos! jaja
Pd2: Ya que no fui Chica Rojo... Quiero ser Miss Blogger!! Así que voten por la Pareja Uno AQUI

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lunes, 8 de octubre de 2007

Quiero un Admirador Secreto

Para que me vigile mientras no lo veo. Quiero que trate de adivinar mi contraseña de correo sólo para saber si salgo con alguien. Que me deje flores en la puerta de mi oficina con una nota misteriosa. Y que esa nota más encima sea romántica.

Quiero que se consiga mi número de celular y me deje mensajes. O podría dejarme pedazos de canción sin hablar nunca. Y que se cree un correo sólo para escribirme sin que lo descubra.

Quiero un admirador secreto porque quiero salir y sentirme observada. Quiero que sea muy mino, pero tímido. Y que le pregunte al ascensorista si salí a almorzar o no. O porqué he faltado tanto, si me tomé vacaciones o estoy enferma.

Quiero que sepa mi horario de entrada y de salida. Y que me saque fotos sin que me dé cuenta. Quiero que averigüe el día de mi cumpleaños. (Es el dos de marzo) Y que me deje un regalo en la puerta ese día.

Después de eso, voy a querer que todos sepan que tengo un admirador secreto. Y un admirador secreto súper guachomino!

(Jajaja, parece que quiero un psicópata también… Pero no me importa, esto se va fijo a la carta del viejito pascuero de este año)

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jueves, 4 de octubre de 2007

¿Ridícula Yo?

Ayer caminaba como siempre por Huérfanos hacia mi oficina y de la nada me gritan: “RIDÍCULA!”
¡Cara de raja! ¡Qué se cree la gente!

Rewind…

Ayer camina como siempre por Huérfanos –conectada a mi súper celular con radio- hacia mi oficina –escuchando una canción demasiado prendida que me traía sonriendo y bailando- y de la nada me gritan: ¡RIDÍCULA!

Es que me mata la canción “El señor de la ducha” de la radio HIT y siempre la ponen cuando yo ando en la calle!
Y en la parte “♪ Si quieres gozar, si quieres perrear, de camino al colegio la ducha te pone a vacilar ♪”, yo ya tengo mi propia versión aplicada a mi vida –que por la moral y las buenas costumbres no voy a publicar aquí- y sí, venía sonriente. Y bailando. Un poquito.

Para colmo en el medio de la canción sale el Nacho Godoy cantando “Limpiaparabrisas” y yo no lo puedo evitar: me sale el “sapito de agua, sapito de agua” casi por inercia. Ni hablar de “luces altas! luces bajas!”
De hecho creo que venía en esa parte de la canción cuando escuché clarito el grito a unos metros de mí.

Me di vuelta a mirar al cretino que me había gritado con cara de “pasaste de una a mi escala del odio” (a nadie le gusta estar ahí, eh?) aunque obvio, primero tuve que detener mi movimiento de caderas y bajar los brazos.
Y era un amigo que no veía hace mucho tiempo -5 años según su cuenta- y apenas lo reconocí me quería enterrar. De hecho mi primera intención fue dar media vuelta y correr cual pato malo, pero su mano me contuvo.

- ¿Cómo estay?
- Bien ¿y tú? ¡Tanto tiempo!
- JAJA, ¿Venías bailando, cierto?
- Eeeee… es que vengo de la pega… bailo en el café con piernas de la esquina…

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lunes, 1 de octubre de 2007

Isolda Noctámbula

Soy sonámbula desde que tengo uso de razón. Situación que provocó por lo demás varias risas cuando llegaba dormida, muy pequeña aún, a la pieza de mis papás a ofrecerlas cosas, salía de mi cama a recorrer la casa o simplemente despertaba a mi hermana con mis diálogos incoherentes. En realidad, ella es la única a la que no le da gracia el temita, porque me dice casi todas las mañanas que la asusté en medio de la noche con un tremendo grito, o que despierta cuando siente que estoy muy cerca de ella mirándola (y dormida!) bien raro…
Yo le he explicado que si le hablo tanto debe ser por todo lo que la quiero y que no puedo dejar de comunicarme con ella ni en sueños, pero el susto que le dio cuando la otra vez “le pasé a pegar” –fue sin querer- porque me estaba vistiendo dormida así como para salir tipo 3 de la mañana, no se lo quita nadie.

De hecho a mí me encanta ser sonámbula y tener somniloquia -hablar dormida-, porque creo que tengo muchas cosas que comunicar y que definitivamente el día se me hace corto, entonces, mi cerebro se niega a dormirse.
Hace tiempo un psicólogo me dijo que el sonambulismo no era tan genial como yo lo pintaba, porque finalmente no dejaba a mi mente descansar y que podía deberse a muchos traumas. Y si hay algo que yo no soy es traumada, así que nos trenzamos en una dura discusión, donde él me tiraba a Nietzsche y Freud por la cabeza como ametralladora, mientras yo le respondía que proceso muchas ideas por minuto, que mi escasa capacidad de concentración sólo se debe a que me encanta divagar y que por último, qué sabía él si a mí me encantaba ser sonámbula.
Sí, porque lo encuentro de una extravagancia que me hace más especial aún. Ja!

El único problema del sonambulismo es que cuando no duermo sola, estoy preocupada de lo que dirá mi inconciente. Incluso, una vez de paseo en la playa con unos amigos, éstos se turnaron para interrogarme dormida. Afortunadamente, y pese a una que otra cuota de alcohol en mi sangre, me porté como toda una señorita y no dejé salir ninguno de mis escabrosos secretos.

También me pasó con un ex que, escandalizado con mi vida noctámbula, me despertó para amenazarme con irse de la pieza si yo seguía hablando tonteras. Y después supe que todo su enojo era porque le pareció escuchar que yo llamaba a otro hombre entre sueños, pero me defendí como gato de espaldas y salí airosa.

Porque, o sea, si esas cosas no las comento ni curada, ¡menos dormida!


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