Quiero Ser Famosa

Yo creo que desde chica siempre quise ser famosa. No sé porqué, pero quiero no más. Lo peor es que todavía no sé qué voy a hacer para serlo.
Recuerdo haber visto todos los programas de televisión en que participan los “famosillos”, sólo para no cometer esos mismos errores cuando yo estuviera sentada ahí. Incluso he practicado algunas respuestas y pienso leer el diario durante toda la semana –y no solamente LUN- para no hacer papelones tipo Kenita y demáses, cuando me inviten.
De hecho, ya tengo un par de titulares que me gustaría adornaran mi rostro en una revista de papel couché. Jajajaja. Y hubiera participado feliz en el programa Cantando por un Sueño. Y en el Baile también.

Ayer, para variar, hablaba con un amigo de este tema. Según él, yo algún día sí seré famosa, porque soy demasiado centro de mesa. (¿Gracias?)
Mi papá me dijo que quizás por eso estudié periodismo; aunque yo creo que no le achunté para nada a la carrera, ya que si siguiera en eso, estaría esclavizada siempre a perseguir famosos… y no ser uno de ellos.
Y ahora que estudio leyes, se ha ampliado mi potencial espectro de "famosidad". Según mi amigo, tengo que estudiar harto para ser fiscal y cultivar un lado sexy así como “la leona” que mete a los patos malos a la cárcel.
Igual me gusta el apodo. Pero yo no sé si quiero estar metida en esos cachos a cualquier hora del día.
Pero sumando mis carreras tal vez podría ser la próxima “La Jueza” de la TV. O sea! con conocimiento jurídico y más encima desplante frente a las cámaras. Qué más!
También he pensando en escribir un libro, pero lo único que te da fama es escribir historias califas a lo Geisha. Y yo podría escribir sobre eso pero igual como que me da vergüenza. Además, arriesgo demanda de mis ex.
Muchas demandas. Mejor no.

Así que ayer conversando, le dije que esperaba que saliera pronto el nuevo partido político de Flores. Me cae bien él, es como seco, seriote, pero cuando se ríe deja la cagada. Además me gusta que los haya dejado a todos lelos con que botaba o no por más dinero al transantiago. Tiene poder.
Sí, también quiero ser poderosa.
Entonces salió la idea de que mejor soy política. Algo así como la “Regalona” pero enchulada, más joven y con harta mini. Y escote. Aceptaría partir con un cargo como concejal. Paso el aviso.
Apuesto que me vería regia en una gigantografía comunal.

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Plan I

Lejos, pero lejos – lejos, lo que más me gusta de trabajar en el centro es la cantidad de gente que ves. Invento mil excusas todos los días para salir de la oficina, aunque sea a comprar cigarros a media cuadra. Incluso, todos me miran raro cuando ven que antes de salir paso a echarme una “manito de gato” al baño. Y es que uno nunca sabe si justo te encuentras con el medio guachomino abajo, a la salida del ascensor.
Ahora fui a hacer unos trámites y además de ser gusto de maestro de construcción, también supe que soy blanco de los oficinistas. En cierto que antes los miraba bien a huevo, pero debo decir que hay varios guachominos dando vueltas. Además que con mi nueva carrera debo vestirme harto más formal de lo que hacía antes, así que creo que yo también me veo ejecutiva, pero sexy, siempre sexy, como dice un amigo.
En la temporada otoño-invierno impacté con mi nuevo estilo, toda una pelo lais y con gorros, en perfecta combinación con mi ropa. En verdad, me veo muy top y si me paseo por la calle Londres, que tiene unos edificios como rococós pero bien mantenidos y alguien me sacara una foto en blanco y negro, estaría pintada para un comercial.
Además, decidí que está de moda el color rojo furioso en los labios y estoy segura de que provoco efecto de torero… ajajaja.
Debo admitir que lo único que me baja el pelo es que cuando camino por el centro, voy conectada a mi celular escuchando radio. En realidad eso no es lo malo, lo que me baja el pelo es que escucho puro reggeaton. He renegado harto del ritmo pero ya sucumbí a sus encantos y bajé varios mp3 de los chicos con cadenas doradas. Lo bueno de eso es que me río mucho de las canciones, así que voy riéndome por la vida, lo que no se ve mucho en Santiago. Eso es un plus.
Ayer salí del metro y caminé a mi oficina, que está a dos cuadras, y en el camino 4 hombres me coquetearon! Uno de frentón me gritó rica, lo que agradecí mucho, pero sólo internamente. Me tupí. Otro sólo me sonrió, todo coco-roco y por último dos amigos –los únicos sub-20 que me consideraron su target- me guiñaron el ojo.
Y yo, que no soy tímida, igual me quedé cortada.
Entonces, mientras subía a mi oficina me puse a pensar, ¿por qué uno no podría sucumbir al coqueteo callejero?
Si han visto tantas películas como yo, deben saber que ahí también pueden comenzar nuevas relaciones. De hecho en una serie vi como una chica tomaba café en una plaza, un chico a su lado le conversa sobre algo, le pasa el periódico y cuento corto, el teléfono y a la cama.
Bueno, tampoco tan fugaz, pero sí daría el teléfono.
En todo caso, yo creo que el típico machote –a veces guapo- que te piropea en la calle, si te das vuelta a decirle algo igual de osado, también se cortaría.
Y pensé en hacer la prueba desde hoy.
De hecho pensé en ser bien osada y cuando un guachomino –pero muy mino- me dijera algo coqueto, darme vuelta y darle un agarrón.
Bueno, por temor a demanda, creo que empezaré mi plan sólo devolviendo el piropo. Por ahora.

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Este Finde...

Organicé un carrete de mi generación, egresados periodistas.
Una promo de ron.
Con mi ME planeamos la edición de nuestro proyecto dorado de Dupla COME.
Ni siquiera voy a hacer comentarios de la cuantiosa presencia en el magno evento.
Hablé con los chicos más simpáticos que fueron.
Me reí mil.
Otra promo de ron.
Me enteré de una tremenda copucha.
Es cierta la frase “las calladitas son las peores”.
Fuimos a otra fiesta muy extra.
Una piscola.
Me perdí.
No me perdí sola.
Llegué sola a la casa de mi amiga.
Vi el partido con la peor caña de mi vida.
Mi mejor amigo admitió que me odia un poco.
Me enteré que a un pelotudo le encanta mentirme para que puro le diga que sí.
Estudié como pude con la cabeza partida en dos.
Me acosté con sentimiento de culpa.
No estudié nada para Civil I .
Recién pude escribir de este fin de semana .
Salí de vacaciones en la U.

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¿Siempre Vuelven?

Los ex son extraños. Son como seres que viven una vida paralela cuando uno termina con ellos, pero que sin embargo y cuando uno menos lo espera, reaparecen en tu vida.
Los míos al menos son así.
Desde que le declaré al mundo que reingresé al mercado de los solteros, mis ex están más cariñosos que nunca. Debo aclarar que como soy promotora de las buenas relaciones, a la mayoría los conservo como contactos de MSN, aunque nunca me junté con ellos mientras estaba pololeando.

Ahora....

• Admito que he visto a dos.
• No voy a hacer aclaraciones con respecto al contenido de las citas.
• Tengo pendiente una cita con uno más.

No quiero que quede la idea que ando por el mundo dejando relaciones, eh? Lo que pasa es que soy muy sociable
En fin… me parece extraño el fenómeno, pero he concluido que soy un IMÁN DE EX!!!

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Ola Polar

Me encantan los osos polares, pero esa no es excusa para tener que salir de mi casa todos los días vestida como uno!
Nunca le he creído mucho a los metereólogos –menos cuando supe una copucha del de TVN- pero cuando ahora dicen “dos grados bajo cero en la capital” me asusto.
Obviamente mi termostato no es tan cleaver como para saber si estamos arriba o no de cero, pero sé que hace frío y mucho, y mientras más número negativos ponen, más frío siento!

El frío me tiene mal… y yo, que gestualizo POCO, he llegado a la oficina con cara de “sorpresa”, “risa”, “pena” y demases, que gestualicé dos cuadras antes porque mi cara no vuelve a su “estado natural”!

Una chica de mi U me dijo que todo era culpa de EEUU, que con su contaminación tenían a tal nivel enfermo al mundo (¿?) que provocaron el calentamiento global y todo eso… cuento corto, de ellos era la culpa de mi frío intenso.
Yo no sé a quien echarle la culpa, pero paso el aviso de que la Plaza de la Constitución está hecha una pista de hielo hace dos semanas.
Sí, yo ya me he caído dos veces ahí.
Y seguramente antes de que termine el invierno instauraré un nuevo record.

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En una Audiencia por Accidente de Tránsito

Llega la parte A y la parte B, con sus correspondientes abogados.
La parte A prometió 5 testigos y todos eran más falsos que Judas, así que su correcto abogado no los dejó ir.
La parte B dijo que no tenía testigos pero a última hora puso 3.
La parte A le dice al abogado que no ha visto ni en pelea de perros a esos testigos.

El testigo 1 se sienta delante del juez y muy canchero, le explica hasta los pormenores del accidente. Es más, se da el lujo de advertir la cara de “culpabilidad” de la parte A
Pero cometió un error, dijo algo como: “De esos colores si que no me fijé, es que era de madrugada y yo venía de una fiesta (risas) y con unas copas de vino… pero yo sé que fue la parte A quien chocó” (muy seguro)

Juez: ¿Y usted venía de dónde?
Testigo: “De una fiesta, magistrado”
Juez: ¿Y venía usted conduciendo su vehículo?
Testigo: Sí, magistrado
Juez: ¿Y con unas copas de vino???
Testigo: ______________

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¿Sabías que...

1. En el centro de Santiago los semáforos no sirven de nada, sino que tienes que pasar con el auto cuando los peatones te dejan?
2. Los ascensoristas se aburren mucho y yo encuentro súper su pega?
3. En el Paseo Ahumada sigue cayendo gente con el juego “Pepito paga doble”?
4. Los únicos cines que funcionan de noche en el centro, son los pornos?
5. Los Millenium Show no están muertos, sino que hacen rutinas todas las tardes en Ahumada?
6. La Polar sólo está en el centro y nunca he visto a Rafael Araneda?
7. Los centros de llamadas internacionales más baratos son los que están al lado de Plaza de Armas?
8. El número de “carterazos” a plena luz del día aquí es alarmante y a mí aún no me han robado nada?
9. Aquí no se usa el Happy Hour a las 7 de la tarde, sino que a la hora de almuerzo?
10. TODOS los “botones de pánico” que he visto, están malos?

Cosas que he descubierto desde que trabajo en pleno centro de Santiago.

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Mis Terapias

Porque ir al psicólogo es caro. Porque la última vez que fui me tocó una sicoanalista que me hizo rememorar mi cumpleaños número 10.
Porque finalmente no estoy tan mal de la cabeza, así que mis terapias las hago a mi pinta.
¿Qué hago cuando quiero subirme el ánimo?

1. Una rutina de belleza. Puede ir desde la tintura de pelo hasta probar el ultra-mega-extemo exofoliante, pasando por hacerme la manicure francesa hasta en los pies!
2. Salir con mis amigas ultra producidas, sentirnos las “reinas de la noche”, tomar tragos de lindos colores y hacer cambio de luces con cuanto guachomino se nos cruce.
3. Pasear afuera de mi oficina con falda corta, porque como la media en pleno Santiago es ir con pantalones, cada vez que paso hasta los ejecutivos del banco me aplauden.
4. Sacarme fotos solas, para poder borrar las que no me gustan, y las más lindas las pongo en MSN.
5. Le mando mensajes de texto a un ex, que siempre me encuentra linda y quiere conmigo, para que me suba el ánimo.
6. Salgo con mi ex, para no dejarlo con las ganas.
7. Compro Rolls Nuts –mi último vicio- y me los como sin convidarle a nadie viendo una serie.


Y quedo feliz…

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