jueves, 26 de julio de 2007

Plan I

Lejos, pero lejos – lejos, lo que más me gusta de trabajar en el centro es la cantidad de gente que ves. Invento mil excusas todos los días para salir de la oficina, aunque sea a comprar cigarros a media cuadra. Incluso, todos me miran raro cuando ven que antes de salir paso a echarme una “manito de gato” al baño. Y es que uno nunca sabe si justo te encuentras con el medio guachomino abajo, a la salida del ascensor.
Ahora fui a hacer unos trámites y además de ser gusto de maestro de construcción, también supe que soy blanco de los oficinistas. En cierto que antes los miraba bien a huevo, pero debo decir que hay varios guachominos dando vueltas. Además que con mi nueva carrera debo vestirme harto más formal de lo que hacía antes, así que creo que yo también me veo ejecutiva, pero sexy, siempre sexy, como dice un amigo.
En la temporada otoño-invierno impacté con mi nuevo estilo, toda una pelo lais y con gorros, en perfecta combinación con mi ropa. En verdad, me veo muy top y si me paseo por la calle Londres, que tiene unos edificios como rococós pero bien mantenidos y alguien me sacara una foto en blanco y negro, estaría pintada para un comercial.
Además, decidí que está de moda el color rojo furioso en los labios y estoy segura de que provoco efecto de torero… ajajaja.
Debo admitir que lo único que me baja el pelo es que cuando camino por el centro, voy conectada a mi celular escuchando radio. En realidad eso no es lo malo, lo que me baja el pelo es que escucho puro reggeaton. He renegado harto del ritmo pero ya sucumbí a sus encantos y bajé varios mp3 de los chicos con cadenas doradas. Lo bueno de eso es que me río mucho de las canciones, así que voy riéndome por la vida, lo que no se ve mucho en Santiago. Eso es un plus.
Ayer salí del metro y caminé a mi oficina, que está a dos cuadras, y en el camino 4 hombres me coquetearon! Uno de frentón me gritó rica, lo que agradecí mucho, pero sólo internamente. Me tupí. Otro sólo me sonrió, todo coco-roco y por último dos amigos –los únicos sub-20 que me consideraron su target- me guiñaron el ojo.
Y yo, que no soy tímida, igual me quedé cortada.
Entonces, mientras subía a mi oficina me puse a pensar, ¿por qué uno no podría sucumbir al coqueteo callejero?
Si han visto tantas películas como yo, deben saber que ahí también pueden comenzar nuevas relaciones. De hecho en una serie vi como una chica tomaba café en una plaza, un chico a su lado le conversa sobre algo, le pasa el periódico y cuento corto, el teléfono y a la cama.
Bueno, tampoco tan fugaz, pero sí daría el teléfono.
En todo caso, yo creo que el típico machote –a veces guapo- que te piropea en la calle, si te das vuelta a decirle algo igual de osado, también se cortaría.
Y pensé en hacer la prueba desde hoy.
De hecho pensé en ser bien osada y cuando un guachomino –pero muy mino- me dijera algo coqueto, darme vuelta y darle un agarrón.
Bueno, por temor a demanda, creo que empezaré mi plan sólo devolviendo el piropo. Por ahora.

*.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

WUAJUAJUAJUA
YO SI CREO QUE TU PODIS DAR UN AGARRON!!!!
NO TE CONOCERE NEGRA COCHINONA!!
BESOS!

luferda dijo...

Amiga!!

Regia, simpática e inteligente...
Ehhhhhh, después de la historia del Finde, que personalmente , me contaste, creo que eres capaz del agarrón!
Besos!