miércoles, 28 de noviembre de 2007

Yo me Creía Schumacher

A mí me encanta manejar.
El único trayecto al que le hago el quite es al centro de Santiago, porque los peatones tienen ese fenómeno de “oveja” que cuando uno cruza ¡todos le siguen! Sin importarles si están con rojo o no. Más encima en las calles del centro como que creen que todo es paso de peatón y nones: ¡por eso existen los semáforos!
Pero ellos no, llegan y se lanzan y me he quedado mil veces metida en medio de la calle porque ya me dio la luz roja y los peatones, todos tiernos, paseando…

Una vez una señora me gritó el tremendo garabato por haberme quedado ahí al medio y me golpeó el auto. Ultra agresiva. Y yo bajé el vidrio y le grité: “cómprate un auto, perica”.
Fue mi desquite macabro y le pedí a San Pedro que cerrara los ojos, porque lo vi echándome del cielo de una patada. Pero igual me sumé mil puntos, porque nadie me garabatea ni nadie le pega a “La Joyita”.

“La Joyita” es el auto. No sabemos cómo anda todavía si a cada rato le dan unos ataques como si quisiera irse al cementerio de los papús, así que lo tratamos con mucho cariño para que no nos deje en pana. Y cuando lo dejamos estacionado papá hace como que le pone alarma para alertar a los patos malos. Y eso que no tiene ni alarma.

Yo le digo que si a alguien se le ocurre robarse a “La Joyita”, le va a dar pena y lo más probable es que nos deje plata arriba del auto…

Pasé a buscar a mamá al trabajo y como que le da susto ir conmigo de copiloto. Apenas se sienta se cruza el cinturón de seguridad. Yo le digo que es enferma de miedosa si no pasa nada, pero cada cierto rato me dice que frene un poco.
Le indico la velocidad a la que voy y después la señaletica, que andamos de lo más coordinadas siempre. Me mira feo y sigue.
¿Vas apurada? No. Entonces porqué tan rápido. Mamá, es como soy como Schumacher, amo la velocidad y no puedo andar lento. Y quién es Schumacher. Mamá, si sabes quién es. Ya, pero él compite y le pagan por eso, a ti no.
Punto para ella. Freno un poco.

Pero ayer me piqué.

Pasó una viejita como de 90 años echa un bólido al lado mío, en un tremendo auto. Tan grande, que hasta “La Joyita” se ofendió. Schumacher se me había ido a las pailas, derrotada por la protagonista de “Los años dorados”.

Y estoy segura que la vieja me sacó la lengua cuando pasó rajada al lado mío.

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jueves, 22 de noviembre de 2007

Casos Clínicos

Un amigo me preguntó cómo iba mi búsqueda del guachón ideal. Le dije que pésimo, porque me ha tocado conocer a cada tipo “de patio”, que estoy pensando seriamente en irme a un cerro a meditar y ser como Buda.
¿No me cree todavía? Mire con qué tipo de guachones nos encontramos las pobres guachominas a diario:

1. El "la imagen es todo”: Cuando nos conocimos llegó con la parada de “soy galante, sin rollos y bohemio”. Características que son lo mínimo que uno espera de un chico de treinta y tantos, con trabajo y viviendo solo.
¿El problema? Que de las tres características sólo la última era verdadera. Lo de galante se le quitó después de… ¿la segunda cita? En las siguientes el sujeto era “irreconocible”.
Análisis: Debería denunciarlo al Sernac por publicidad engañosa.

2. El Barsa o “mientras no me pillen”: Porque tiene polola y al principio lo negó para salir conmigo. Según él, sólo omitió la información. Porque después de la parada de carros que le hice me pidió disculpas y que siguiéramos tan amigos como antes.
¿El problema? Que me avisa que se viene a trabajar cerca de mí para que nos juntemos…
Análisis: Si yo fuera su polola, me pego un tiro.

3. El Bipolar o Personalidad Múltiple: Porque un día le encanto y al otro no existo. Los días pares quiere juntarse conmigo y en los impares se le olvida que quería. Porque arma los tremendos panoramas -cual de todos mejor que el anterior- y me embarca con la galantería de antaño.
¿El problema? Que no realiza ninguno, porque el día que toca el panorama: Anda de maletas ¡porque es bipolar!
Análisis: Si me gano el Kino, le regalo una terapia completa con un psiquiatra.

4. El Pastel o “no le gano a nadie”: Porque le gustas pero no se lanza. Porque manda mensajes con el amigo y seguramente una terminará saliendo con el amigo antes que con él. Y cuando se acerca, en vez de ser galante, tira la caballería encima porque se le ocurrió que así resulta.
¿El problema? A todas nos gustan los chicos que se crean el cuento, pero no queremos a uno que nos diga “yo podría mejorar tu pobre existencia”.
Análisis: Terminante: es un caso perdido.

5. El Pegado: Con el que saliste hace casi 4 años pero se resiste a que lo olvides. El que te habla para exigirte que le cuentes que ha sido de tu vida sin él y si le dices que estás súper bien, se siente ofendido, pero aún así quiere salir contigo otra vez. Al que le dices que nunca funcionó porque él es demasiado fome y poco interesante, se ofende de nuevo y te vuelve a invitar.
¿El problema? ¡No hay forma de sacárselo de encima!
Análisis: Le buscaría otra chica, pero me daría pena que ella pasara por lo mismo.

6. El Acosador: No puedes pasar sin que te pegue “la escaneada”. Porque aunque estás vestida, te mira como si tuviera frente a sí un catálogo de ropa interior. Y una se siente dentro de ese catálogo casi modelando.
¿El problema? Recibí a uno la semana pasada en la oficina porque es el próximo arrendador, y yo me muero si me toca trabajar con él.
Análisis: Loco ¡hazte ver! Capaz que no me gane el Kino todavía y lo tuyo ¡es grave!

7. El “te llevo a bailar pero nunca al altar”: El típico guachón galán, al que no puedes decirle que no y que más encima es tan, pero tan entretenido, que casi te preguntas si no serás tú muy fome. Pero nunca quiere ponerle nombre a la relación, siempre le da un ataque fulminante de colon cuando lo invitas a tu casa y cuando lo llamas a la suya, a la “suegra” ni siquiera le suena tu nombre.
¿El problema? Que nunca será nada en serio… y lo sabes; más encima te morirás de envidia cuando sepas que a otra sí le pidió pololeo.
Análisis: Hay que copiarle la técnica: pasarla bien y después “bye guachomino”.

8. El Mamón: Porque está peludo hace rato, pero le sigue preguntando a la mamá si se puede quedar a dormir afuera. El que te lleva a su casa, no para presentarte a la familia, sino que para que la suegra se ponga el disfraz del FBI, te pregunte sobre todas tus intenciones con el “querubín” y de pasadita, haga comentarios como “no te puedes vestir así si sales con mi hijo”.
¿El problema? Jamás te pedirá pololeo hasta que su “santa madre” se lo permita.
Análisis: Otro caso perdido, “el que duerme con niños…”

* Si usted es guachomina y ve a uno de éstos, aléjese corriendo tanto como le den las piernas. Y si tiene otra categoría a la que, suertudamente, aún no he conocido: ¡Dígamela!
* Si usted es un guachón que se siente identificado en cualquiera de estas categorías, aléjese por favor, si sé que tengo un imán para esto… ¡pero ya es mucho!

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lunes, 19 de noviembre de 2007

Me Voy al Infierno Vegetal

Maté a la planta de la oficina.
Bueno ya… a las cuatro plantas que teníamos.
En realidad no es como que las haya tirado del 7º piso, ni las metí a la tina para acuchillarlas por sorpresa como en psicosis.
Como dijo papá: “Sólo las dejé morir”.

Y tuve que confesarme con mamá, que es la amante de las plantas que tiene convertido mi living en una selva. Y cuando le conté, me miró con cara de odio mientras yo le explicaba a la velocidad de la luz que admitía la culpa, que era una mala madre de vegetales, que sólo me acuerdo de alimentar al perro cuando me ladra y que las plantas ¡no ladraban! Que todo había partido con mi viaje a Mendoza, porque antes tenía una rutina para echarles agua, pero como allá hice de todo menos regar, lo había olvidado y de eso hace… varios días…

Y que por último yo no tenía toda la culpa, porque la planta que más muerta estaba, era la de la oficina de papá.

“¡¡¿Y qué tiene que ver eso?!!” me preguntó ella, como si fuera San Pedro Vegetal y quisiera lanzarme de una patada del cielo verde.

“Que papá fuma mucho entonces la planta ni podía respirar, la pobre estaba hasta asmática yo creo. Además, que él es muy estresado y la pobrecita recibía puras malas vibras todos los días. O sea, ¡no se murió solamente porque yo no le eché agua!”.
Y como le dio risa mi explicación, mamá me perdonó.

¡Pero yo temo que las plantas vengan a tirarme las patitas en la noche!

Así que las tengo en la UCI, aplicando agua por gotitas con algodones –como me obligó mamá- y hablándoles dulcemente.
Porque según la nueva defensora universal de esos seres verdes, hay que hablarles e incluso cantarles para que estén bien, cosa que además de encontrarla un tanto ridícula le dije que me quitaría mucho tiempo.
Pero ante esa mirada de fuego de mi progenitora que me culpa de asesina, no me quedó de otra que partir al nuevo cementerio vegetal a disculparme con ellas.
Ahora les canto también -esto de trabajar sola...- claro que sólo reggeaton, así que si salieron medias doctas en el tema musical, no le veo mucho futuro al tema.

Pd: Gracias por todos los saludos deseándome suerte! Me fue bien en todo así que ando más feliz que una perdiz, salvo por mi asesinato múltiple, claro…

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martes, 13 de noviembre de 2007

Mi Campaña y Yo

(Quien no sepa cuál es mi famosa campaña personal, lea primero aquí)
(No sea flojo, si es buena y la adhesión es gratuita!)

En la tarde venía feliz de la vida metida en un fenomenal taco por Andrés Bello. Pero como ando en mi tónica de la campaña en pos de las buenas actitudes, puse a todo chancho la radio –con las ventanas arriba, obvio, nunca tan flaite- y sintonicé el primer dial que alcanzó esa reliquia que tenemos –que ni siquiera tiene visor, entonces si encuentras una radio eres como bacán- y ¡felicidades! Para mi sorpresa estaban dando un especial de Chayanne (es mi placer culpable, ok?) y dieron justo unas de mis canciones favoritas: “ Pero no te preocupes por mí… que dios se apiade de ti ”.

Y justo en la parte de “ cuando se caiga el cielo y pida un deseo a la luna llena…”, momento en que ya estaba simulando un micrófono con mi celular y me sentía la obsesión misma del guachomino puertorriqueño, siento un chirrido de frenos escandaloso a mi lado, seguido de muchos piiii piiii (nótese la bocina) y claro, como suele ocurrir: ¡todo había sido culpa mía!
Porque desde que decidí ser, además de una buena conductora, una señorita llena de gentileza, dejé pasar un auto bonito rojo que por como me tiraba el auto encima, estaba clarito que quería cambiarse de pista. Entonces yo, la bondad hecha mujer, en vez de tocarle la bocina y gritarle cosas feas, le dejé un espacio para que metiera la punta –del auto, obvio- y como cero moverse el tráfico, quedó metido entre las dos pistas. Y ahí escucho el chirrido de un auto no tan bonito pero azul que venía tras de él, que empezó a pitear y a pitear porque el auto bonito rojo no lo dejaba pasar.

“Ajá! Esta es mi oportunidad!” – dije- así que miré al conductor enrabiado hasta que hice contacto visual y cuando lo logré, lo saludé con la mano y le mandé un beso. (No un beso sexy, si era un viejito el conductor, así que fue como tierno)
Y el viejito quedó medio plop al principio, después noté un brillo en sus ojos que me dio como cuco y me tupí, así que seguí conduciendo porque justo se despejó un poco el tráfico. Un par de metros más adelante veo que me hace señas para que baje el vidrio y yo le respondo en el mismo lenguaje que no puedo, mientras agarro mi celular para llamar a papá para que me venga a defender por si esto se pone feo.

Cuento corto: tengo el mail del viejito y supe que se llamaba Esteban; más encima embalado me dio instrucciones de que ese correo servía también para msn, así que lo agregara no más.
Y a mí me da mucha cosa porque, en verdad, es como si mi abuelito supiera ocupar el msn -que obvio que no- y después sería como chatear con un amigo de mi abuelito, o sea, más encima morboso. Así que por mientras estoy redactando una postal tierna, donde salen unos abuelitos tomados de la mano así como deseándole que encuentre a una viejita pronto...

Pd: Si estoy! Pero en semana de pruebas solemnes... vuelvo, eh?
¡Saludos a todos!

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lunes, 5 de noviembre de 2007

Es tan Obvio lo que Escribiré acá...

Que me saltaré el titular.
No, mentira, no puedo evitarlo:
¡Ganamos el Mister Blogger 2007 y su Miss!

Y lo pasamos demasiado bien el sábado. Qué manera de conversar con gente tan simpática, en serio, fue un gustazo conocerlos a todos. Y después qué manera de bailar, pero eso es sólo para los que seguimos con la fiesta… así como esos detalles inéditos de mis nuevos mejores amigos, el barman y el Dj, que dejaré ahí no más porque esas fotos… Ja!

Haciendo el recuento, primero darles las gracias a las Lulús porque se pasaron, todas demasiado simpáticas y prepararon un encuentro de verdad muy lindo. Se preocuparon de detalles como la decoración, qué decir de la corona y la banda tan top que me llevé para la casa y sobre todo, porque hicieron posible un ambiente muy entretenido.
Mención especialísima a los otros participantes que por fin pude conocer, siendo eso lejos una de las cosas más rescatables de la noche. Entre ellos a Sole, que preocupada me decía que le daba vergüenza haber dicho tantas cosas en su blog y que es lo más simpática del mundo. Su mister Daniel, demasiado ameno que prometió una canción especial para el día lunes en su kiosco bloggero. También Luis Alejandro que no lo conocía, pero me iré directo a saludarlo a su blog. Para la pareja finalista elegidas por las Lulús, cuya miss no pudo ir pero fue el mister Crichard, quien nos deleitó con su guitarra y nos hizo cantar mucho rato –incluso adivinando comerciales de tv-. Otra pareja que no conocía, pero que se pasaron por ir con mucha buena onda fueron Víctor y Soledad, Lorena que también viajó de Concepción para estar acá y la entrega de la corona al mister que estuvo a cargo de Blood, mister blogger 2006. También mención a quienes fueron sin estar participando en el concurso, pero que fue muy lindo que estuvieran como Ale, Kotto, Vicky y Pablo. Genial haberlos visto y conocerlos a todos un poco. También a la Lulú con quien más compartí, Vita, que pucha que la pasamos bien bailando en la noche y que obvio, no será la última vez!

No sé si se me queda alguien en el tintero, pero me reclaman no más…
Pero con cariño, ojo que soy Miss ahora, jaja!

Momento cursi: Cuando dijeron que éramos nosotros los ganadores de verdad no lo podíamos creer. O sea, la emoción a full y pensé que me daría el síndrome de la Bolocco e iba a llorar, pero era como mucho. Lo reemplacé por el síndrome de polilla me soplaron por ahí, encandilada con tantos flashes y sí, gracias, si me sentí famosa!
De puro entusiasmo incluso lo pensé cuando me dijeron que hiciéramos el baile del koala, pero después me dio susto porque hubiera dejado con problemas eternos en la columna a mi mister. ¡Y obvio! Cómo no mencionar a mi Mister que viajó ese mismo día de Concepción y en estos momentos va de vuelta a casa, que fue un gusto conocerlo y saber que no me odiaba después de todo lo que lo molesté para hacer la campaña.

Pd: Papá me había molestado el sábado en la tarde, con que si había ensayado o no la cara de sorpresa para las fotos. Así que lo sorprendí, cuando fue a saludarme en la mañana, le hice un “hola” en 8. Toda una miss.
Pd2: Quedan pendiente las fotos! Mándeme al correo porfis!

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